miércoles, 6 de marzo de 2013

El Árbol de Tule - El Árbol más grueso del mundo

El Árbol de Tule



Este impresionante árbol se ubica en la región mexicana de Oaxaca, Específicamente en el atrio de la iglesia de Santa María de Tule, a unos 12 km de la capital del estado, Oaxaca de Juárez.


 placa informativa ubicada en el sitio del árbol


El “árbol de Tule” es el árbol con el diámetro del tronco más grueso del mundo, es un Ahuehuete (Taxodium macronatum), según estudios realizados tiene  más de 2000 años de Edad, Este portento de la naturaleza, tiene una altura de 40 metros y posee un diámetro de tronco de un poco más de 14 metros, por lo que el perímetro de su tronco es cercano a los 45 metros. Se estima que serían necesarias 30 personas tomadas de las manos para abrazar completamente su tronco.



 Además su corteza nudosa inspira a la imaginación de los visitantes, que en sus nudos han encontrado semejanzas con diversas figuras, tales como rostros humanos, leones, elefantes, cocodrilos, etc.

Entre las leyendas que nos cuentan su origen las que más destacan son dos, la primera es una leyenda zapoteca y sostiene que fue plantado hace unos 1400 años por Pechocha, un sacerdote de Ehécatl, dios del viento. La Otra leyenda dice que algunos líderes de las grandes naciones se reunieron y decidieron separarse en 4 grupos, dirigiéndose a los 4 puntos cardinales y en cada uno plantaron ahuehuetes, el gran Tule sería uno de ellos. Se tiende a afirmar que su ubicación es un sitio sagrado, ocupado después por la Iglesia.

Para finalizar Este árbol tiene su propio día, y se celebra el segundo lunes del mes de octubre.
 

Mas información y fotografias se pueden encontrar en las siguientes paginas web

http://www.mexicomaxico.org/Tule/tule.htm

http://www.tripadvisor.com.mx/Attraction_Review-g150801-d155101-Reviews-Tule_Tree-Oaxaca_Southern_Mexico.html

lunes, 4 de marzo de 2013

La Historia de Jesús León Santos


En un mundo donde las noticias, con frecuencia, son negativas y deprimentes, esta historia ejemplar ha pasado desapercibida.

Se trata de la Historia de Jesús León Santos, un campesino indígena Mexicano, que ha estado realizando, por casi tres décadas, un excepcional trabajo de reforestación en su región de Oaxaca, México.

En el año 2008, Jesús ganó el “Premio Ambiental Goldman”( http://www.goldmanprize.org/theprize/about_espanol ), una especie de premio nobel de ecología.




A Jesús León Santos le otorgaron el premio, porque, cuando tenía 18 años, decidió cambiar el paisaje donde vivía en la Mixteca alta, la “tierra del sol”. Aquella zona que antiguamente se encontraba cubierta por bosques, hace más de 30 años presentaba un paisaje de apariencia lunar: con terrenos infértiles y polvorientos, desprovistos de árboles, agua y frutos. En ese entonces había que recorrer grandes distancias en busca de agua y de leña. Casi todos los jóvenes emigraban para nunca regresar, huyendo de semejantes páramos y de esa vida tan dura.

Con otros comuneros del lugar, Jesús León se fijó el objetivo de reverdecer los campos. Y decidió recurrir a unas técnicas agrícolas precolombinas que le enseñaron unos indígenas guatemaltecos para convertir tierras áridas en zonas de cultivo y arboladas.

¿Cómo llevar el proyecto a cabo? Haciendo revivir una herramienta indígena también olvidada: El tequio, el trabajo comunitario no remunerado. Reunió a unas 400 familias de 12 municipios, creó el Centro de Desarrollo Integral Campesino de la Mixteca (Cedicam), y juntos, con recursos económicos limitadísimos, se lanzaron en la gran batalla contra la principal culpable del deterioro: la erosión.

En esa región Mixteca existen más de 50.000 hectáreas que han perdido unos cinco metros de altura de suelo desde el siglo XVI. La cría intensiva de cabras, el sobre pastoreo y la industria de producción de cal que estableció la Colonia deterioraron la zona. El uso del arado de hierro y la tala intensiva de árboles para la construcción de los imponentes templos dominicos contribuyeron definitivamente a la desertificación. Jesús León y sus amigos impulsaron un programa de reforestación. A pico y pala cavaron zanjas-trincheras para retener el agua de las escasas lluvias, sembraron árboles en pequeños viveros, trajeron abono y plantaron barreras vivas para impedir la huida de la tierra fértil.



Todo eso favoreció la recarga del acuífero. Luego, en un esfuerzo titánico, plantaron alrededor de cuatro millones de árboles de especies nativas, aclimatadas al calor y sobrias en la absorción de agua.

Después se fijaron la meta de conseguir, para las comunidades indígenas y campesinas, la soberanía alimentaria. Desarrollaron un sistema de agricultura sostenible y orgánica, sin uso de pesticidas, gracias al rescate y conservación de las semillas nativas del maíz, cereal originario de esta región. Sembrando sobre todo una variedad muy propia de la zona, el cajete, que es de las más resistentes a la sequía. Se planta entre febrero y marzo, que es allí la época más seca del año, con muy poca humedad en el suelo, pero cuando llegan las lluvias crece rápidamente.

Al cabo de un cuarto de siglo, el milagro se ha producido. Hoy la Mixteca alta esta restaurada. Ha vuelto a reverdecer. Han surgido manantiales con más agua. Hay árboles y alimentos. Y la gente ya no emigra 



Actualmente, Jesús León y sus amigos luchan contra los transgénicos, y siembran unos 200.000 árboles anuales.

Cada día hacen retroceder la línea de la desertificación.
Con la madera de los árboles se ha podido rescatar una actividad artesanal que estaba desapareciendo: la elaboración, en talleres familiares, de yugos de madera y utensilios de uso corriente.

Además, se han enterrado en lugares estratégicos cisternas de ferro cemento, de más de 10.000 litros de capacidad, que también recogen el agua de lluvia para el riego de invernaderos familiares orgánicos.

El ejemplo de Jesús León es ahora imitado por varias comunidades vecinas, que también han creado viveros comunitarios y organizan temporalmente plantaciones masivas.